jueves, 29 de septiembre de 2011

El Sabor del Reencuentro III

No. Meudon no es París, pero desde la ventana del departamento de Guille po- día verse la Tour Eiffel. El reencuentro se hizo esperar. Aterricé en Beauvais, a unos 80 kilómetros de la llamada ciudad de las luces. Un bus, un metro y algunos pedidos de direcciones más tarde llegó el abrazo. Eso llevó como cuatro horas, pero la emoción de volver a vernos estaba ahí.

Algo raro pasa en estos reencuentros, algo ritual que se repite una y otra vez en cada abrazo con cada persona que formó parte de nuestra vida y que fugazmente vuelve a cruzarse por nuestro camino. Y cuando uno está lejos -de su  casa, de su ciudad, de su país, de su lengua- los reencuentros parecen más intensos. En muchos casos, se trata de la ilusión de no sentirse extranjero por un tiempo, o al menos de sentir que en un grupo de tres puede ser mayoría. 

Generalmente con los reen- cuentros vuel- ven los gestos y el cas-te-sha-no hasta ese mo- mento neutra- lizado, los códi- gos comunes y los relatos in- terminables a quienes son parte de la nue- va vida del visitado. Para el anfitrión, la sensación es aun más fuerte: recibir visitas no es sólo volver a ver a alguien conocido. Es poder mostrarle quién es uno en el nuevo lugar, dónde hace las compras, con quién se rodea, dónde trabaja, qué come y cómo se las ingenia para adaptarse a su nueva vida. Eso suele entusiasmar más al visitado que cualquier paseo por la Tour Eiffel, Sacre-coeur o museo de arte.

Tal como empieza, la visita suele terminar con un abrazo y un "nos vemos pronto", y las ganas de aferrarse al otro como si se tratara del pasado mismo. Y en ese gesto tan pequeño pero significativo, el pasado se siente tan ajeno que ambas personas saben que ya no les pertenece y que, salvo en estos esporádicos momentos, es mejor no mirar para atrás.

Algunas pocas fotos de mi visita a París haciendo click acá.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Sobre la naturaleza del signo lingüístico

A unos pasos del lugar donde se llevó a cabo el taller. ¿Coincidencia o burla?

sábado, 17 de septiembre de 2011

El Sabor del Reencuentro II

Lo bueno, si es breve, dos ve- ces bueno, di- cen algunos. Yo en cambio me quedé con la sensación de que el reen- cuentro podría haber durado más, y que el cocktail entre entusiasmo, poco sueño y jet-lag no debería haberme afectado tanto. De todas formas, fue increíble volver a ver a aquellos que ahora son parte de mi presente incierto pero lleno de proyectos. Y tanto mejor, darles un abrazo de carne y hueso, sin emoticones ni smileys, sino de esos que te sacan una o dos lágrimas y te dejan pensando en cuánto los extrañás.

Algunas fotos de mi breve paso por Barcelona haciendo click acá.