Hace algunas semanas que estoy a los tumbos y malabareando para hacer todo lo que me queda hacer en Potsdam. En menos de tres semanas se termina el cuatrimestre y siento que las horas del día no me alcanzan. Mi memoria me está fallando también, tanto que hasta me olvido de abrir la agenda para ver qué tengo programado hacer en el día.

Así que un poco por apuro, y otro poco sin quererlo dejé mi agenda de lado y empecé a anotar todo en post-its. Algunos son más descifrables que otros, y a veces ni yo me acuerdo qué significaban. El primero decía: "Pasaporte - 15/07" y el último (que escribí hoy a la mañana) dice: "Permiso". De a poco empezaron a poblar la pared de mi escritorio y se transformaron en la voz de mi conciencia. Hoy ya suman más de quince; a veces logro despegar uno o dos, aunque casi siempre los reemplazo con algunos más.
Hay uno que me persigue hace tiempo, sobre todo desde que empezó a hacer calor. Así que hoy, después de trabajar seis horas en mi experimento y despegar el que decía "Mail Vasishth/ Dickey - Materiales Exp." me propuse deshacerme de un segundo, quizás el más terrible de todos después de mi paso por Finlandia. Hoy, señoras y señores me obligué a salir en la cacería de... una bikini.
El resultado: tres horas de caminata, decenas de pruebas, un par de sandalias y remeras, y un odio atroz por la moda europea en materia de trajes de baño. El post-it volvió a su lugar, entre "Imán Berlín" y "Cake Conny"