domingo, 7 de febrero de 2010

¡Aplausos! (II)

Ayer a la noche aprendí que se puede aplaudir con los guantes puestos. El ruido no es muy audible, pero cuando son cientas las personas que aplauden, éste se convierte en algo bastante particular. Aunque poco comparable, creo que se parece al ruido que hacen las sopapas cuando uno trata de destapar una cañería y éstas no están del todo pegadas. Si bien el fin es destapar el bendito caño que nos tiene a mal correr, resulta bastante decepcionante cuando uno espera un ¡plop! que nunca llega. Así de extraño es aplaudir con guantes; uno quiere hacer ruido, pero no puede.

¿Por qué no sacarse los guantes entonces? La pregunta ni se nos pasó por la cabeza ayer a la noche, cuando fuimos a ver Hurtta, una obra de teatro finesa al aire libre. Con -10°C, y a la orilla del río, no pensamos que eso fuera posible.



Lo particular de la compañía de teatro que pone en escena a Hurtta es que no necesita más que a los actores y el vestuario. La escenografía, con algunos retoques acá y allá, la construyen en cada lugar, nada más y nada menos que con nieve y hielo. Una iglesia de hielo, rampas y torres iluminadas con luces de todos colores, crearon una atmósfera inigualable, que probablemente jamás vuelva a ver en mi vida. 

La temperatura, claro, no ayudaba. Pero la obra duró lo suficiente como para ver el vaivén acompasado de un público que comenzaba a tener frío y movía piernas y brazos para combatirlo, pero no tanto como para que muriera congelado.

Lamentablemente, apenas si pude sacar fotos. A esta temperatura una aprende rápido que el frío y las cámaras digitales no son los mejores amigos, y la batería se congela en pocos minutos. Pero en la página web pueden ver unas cuantas (desde ya, mucho más lindas que las mías) para que tengan una idea de qué se trata.

Y la obra sí, estaba en finés, y apenas entendimos las canciones (por suerte no había mucho diálogo). Pero el malo se murió y el pueblo se quedó contento y festejó cantando, bailando y patinando sobre hielo. Aunque  creo que dejé de entender cuando la princesa rubia tuvo hijitos con el villano (morocho y barbudo, claro) y bailaba enamorada junto a él. Ahí se me cruzaron los cables.  Pero en fin, una experiencia de las raras y lindas, como Finlandia.

2 comentarios:

  1. Ja, ja, ja, ja no habia presupuesto para una estufita?! Me imagino que la gente ya se estaba congelado....estaban sentados o era de parado la cosa?! Muy divertidas tus experiencias Caro, segui contandonos!!!!
    Te quiero mucho, JOSE

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  2. Todos de pie por una hora. ¡Después volando al sauna!

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