De blanco papel y ojeras a tostado casi caribeño, de bajo cero a casi treinta grados, de triste a contenta, mi paso por Sudáfrica fue de lo mejor. Ayer llegué a Potsdam y ya extraño. Aunque no saqué muchas fotos, les dejo algunas para que vean la transformación.
jueves, 8 de abril de 2010
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